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miércoles, 22 de septiembre de 2010

Salvador Sostres es un cabrón hijoputa




Cuando Ibarra llamó casposos a los madrileños que celebran San Isidro en la pradera, en realidad, estaba ocupado buscando calificativos para Salvador Sostres. Que, ¿de dónde sale este hijoputa (como diría Esperanza Aguirre en castizo y en la cama con Ibarra)? Pues del cortijo de Xavier Sardá en Crónicas Marcianas.

Algo de marciano sí que tiene: si le miran de cerca, es decir, si tienen estómago y son capaces de retener el vómito, parece el doble del padre Apeles pero sin peluquín. Rollo gemelo malo, gemelo... (vamos a dejarlo ahí). Que, ¿cómo esta escribiendo Sostres su nombre en la historia reciente de los tertulianos ilustres del país? Pues con mierda y con frases célebres como “el terremoto de Haití sirvió para limpiar el planeta”.

Que, ¿qué más se puede decir de este cabrón? Pues, paradójicamente, mucho más. Si una mujer le lleva la contraria, se gana el insulto de puta y el comentario de “tienes cara de malfollada”. También dijo en su día que hablar español es de pobres y se lo dijo mirando a los ojos a Carmen Lomana, que la pobre no puede hablar castellano claro por culpa del botox.

Que, ¿cuál ha sido la última perla (a él le pegaría más el último mojón) de este cabrón hijoputa? Pues una muy gorda (o muy gordo). Se ha pasado tantos pueblos que me ha recordado al tonto de clase. El tonto de la clase es ese tocapelotas profesional al que le vas perdonando tontería tras tontería con el temor de que algún día dirá una tontería tan grande que hará honor al apodo de tonto con mayúsculas y tendrás que levantarte de la silla para darle un par de hostias y quedarte a gusto. Pues bien, ese día (como el final de la frase anterior) ha llegado.

Que, ¿qué ha hecho este cabrón hijoputa mamón y pedorretas? Pues hablar de un hombre que le hubiera mandado de cabeza a la mierda primero y al despacho del director después. El capullo de Sostres, en su blog Guantánamo que lleva desde El Mundo (no se cómo se atreven), se ha referido al maestro Labordeta en estos términos:

"Ahora que Labordeta ya pasó, hay que empezar a superar la mochila y el concepto de la excursión. Todo este gusto por lo rural y por el “contacto con la naturaleza” no lleva a nada bueno. (…) Su ruralismo de mochila y botas es precisamente lo contrario de lo que necesita España."

A Guantánamo le mandaba yo y de una patada en el culo. O a Marte con dos yoyas bien dadas.