Cualquier serie, para salir adelante, tiene que tener al menos un par de personajes y un buen guión sobre el que sostenerse. Pero, ¿qué ocurre cuando una serie centra toda su historia en un sólo personaje? Pues que camina cual funambulista entre dos rascacielos y sin red de seguridad. De producirse una caída, si no puede volar como Superman o Mary Poppins, será definivamente mortal.
La fórmula Se Ha Escrito Un Crimen es mas vieja que Colombo y Monk juntos pero no por ello ha dejado de aplicarse en nuestros días. Los casos más cercanos en el tiempo son House y Lightman (Lie to me), ambos doctores. El primero es un sociópata por culpa de una cojera y sus especialidades son hacerle mobbing a sus compañeros y maltratar a pacientes incurables, a algunos hasta la muerte. Del segundo se puede decir que es un cazador de mentiras profesional genialmente interpretado por Tim Roth. Pero, en sendas ocasiones, la serie es predecible desde el capítulo piloto.
En este tipo de dramas, la trama no avanza porque está atrapada en el cuerpo del protagonista, supeditada a él. Estamos entonces ante el superprotagonista que, en la mayoría de los casos, acaba cansando más que el abuelo Simpson contanto una historia que no va a ninguna parte. De esta manera, las posibilidades narrativas se reducen al escarceo amoroso de turno y a los secundarios salvavidas (salvaseries en este caso).
Parece casi inevitable que una serie no termine de enganchar cuando no se nota la diferencia de un capítulo a otro. Es decir, si podemos prescindir tan a la ligera del previously (24, Lost o Battlestar Galactica por citar algunos ejemplos memorables de previos) quiere decir que algo está fallando. Incluso en las comedias, con cada episodio se van incorporando bromas y guiños hasta llegar a un punto en el que es difícil pillar la totalidad del humor de la serie sin estar al tanto de su intrahistoria.
Sé a ciencia cierta que no va a llegar el día, qué se yo, en el que House tenga que coger un avión para huir de la ciudad porque se va a producir un ataque terrorista y encima le toque compartir asiento con Jack Bauer, con el que discute porque prefiere ir sentado junto a la ventanilla. Además, durante el vuelo, un rayo impacta contra el avión y acto seguido todos los pasajeros empiezan a desarrollar superpoderes. Todos menos Bauer (aún lo desconoce porque el suyo es ser inmortal) y House, al que ahora no le funciona ninguna pierna...
Todo esto, jamás pasará en en el hospital de House, ni siquiera en uno de sus mejores viajes de vicodina. Pero me preocupa que, a este paso, lo próximo sea un remake de Rex, la mascota de un encantador de perros y su novia que, casualmtente, es una agente del FBI a la que ayudan a resolver crímenes. Y lo dejo aquí porque prefiero no dar ideas.
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